Como ya sabemos, el ser humano,
desde su aparición, siempre ha sentido devoción y dotado de un cierto
misticismo a las piedras preciosas o extrañas o piedras muy difíciles de
encontrar en la naturaleza, confiriéndoles diferentes usos: para la ornamentación,
como símbolo de poder y exclusividad, asociadas al culto de determinadas
deidades e incluso utilizándolas para sanar o para todo lo contrario.
Las piedras preciosas y las
piedras semipreciosas son, casi en su mayoría, minerales; algunas de ellas, sin
embargo, son orgánicas